22 noviembre 2006

"Otros mundos y culturas son posibles, sin violencia contra la mujer"




MANIFIESTO DEL COLECTIVO 25 DE NOVIEMBRE
CONTRA LA VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES


En el Perú, las mujeres somos víctimas de violencia sexual desde la infancia, en la casa, el colegio, la universidad, el centro de trabajo, durante el conflicto armado, por nuestros propios padres y familiares, por nuestros amigos, compañeros de trabajo, parejas y por agentes del Estado. Esto se agrava si somos pobres, campesinas, trabajadoras del hogar, indígenas, afrodescendientes y lesbianas.
La represión social y sexual no acabará con esto. No lo hará la pena de muerte. La violencia sexual contra las mujeres es producto del sistema patriarcal, machista y la mercantilizació n por el que los hombres disponen impunemente de nuestros cuerpos y la sexualidad como objeto y mercancía. Las leyes, las políticas, los planes, programas y servicios deben cambiar esto como base de la ciudadanía y la democracia para nosotras.
Avanzaremos si se garantizan los derechos sexuales sin interferencia de iglesia alguna, si se cumplen eficazmente las políticas públicas mediante las que accedamos a una educación y salud sexual integral, a la justicia y la reparación adecuada.
En nuestro país, las mujeres estamos muriendo en manos de nuestras parejas, como expresión extrema y brutal de la violencia en relación de pareja, otro de los mecanismos de control social de los cuerpos, la sexualidad y la reproducción de las mujeres.
Las mujeres tenemos derecho a una identidad basada en la dignidad, la libertad, la igualdad y la no discriminació n por género, etnia, clase u orientación sexual. Tenemos derecho a una vida libre de violencia que nos permita ejercer nuestros derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.
Requerimos de un marco legal que garantice la igualdad de oportunidades y la equidad de género, así como la lucha contra toda forma de la violencia de género, teniendo como marco los tratados de derechos humanos.
El modelo económico para garantizar crecimiento económico y los programas sociales, refuerzan una división sexual del trabajo dónde las mujeres somos sometidas a la explotación laboral y sexual, cuando cocinamos o cuidamos enfermos sin pago o seguro alguno, pasamos largas horas de trabajo sin seguridad cultivando productos para la agroexportació n, padecemos las consecuencias de la explotación minera que no garantiza derechos laborales ni ambientales, trabajamos en los hogares por la mitad de derechos que cualquier trabajador y caemos en las redes de la trata y la prostitución.
Nuestra situación empeoró con gobiernos que no nos protegieron durante la violencia política, que nos dejaron sin derechos laborales, que no garantizaron las políticas y las instituciones para la equidad de género, que por obsecuencia al vaticano, la jerarquía eclesial, los gobiernos y los grupo conservadores protestantes y católicos nos han negado nuestros derechos sexuales y derechos reproductivos a la educación sexual, a las más amplia gama de métodos anticonceptivos, al aborto terapéutico, a la posibilidad de despenalizar el aborto, que a cambio de inversión nos someten a la esclavitud.
En los primeros cien días de gobierno, Sr. Alan García, tenemos un gabinete y un congreso que cree que nos dejaremos manipular con medidas como la pena de muerte, nuevas leyes y planes que defienden a la familia patriarcal y no a las mujeres, con la propaganda hecha Corso.

Señores presidentes de los poderes del estado, las mujeres no queremos autoritarismo, corrupción e impunidad. Nosotras exigimos derechos humanos, justicia y democracia. Autonomía política, sexual y reproductiva. Educación, Salud y Trabajo.